lunes, 31 de agosto de 2009

La entrega del nuevo creyente

LA ENTREGA DEL NUEVO CREYENTE

Meta de enseñanza: Que el estudiante conozca las enseñanzas que permitirán consolidar al nuevo creyente.
Propósito: Que el estudiante valore el momento de la “entrega” procurando estar preparado para suplir cualquier necesidad de la vida del nuevo creyente.

Introducción
Hemos aprendido que en la evangelización está el sueño de Dios. Y que las personas entreguen sus vidas al Señor es motivo de celebración en los cielos. Sin embargo, muchas de ellas no comprenden que significa aceptar a Jesús como suficiente Salvador, la labor de todo consolidador o líder es llevarlos a entender esta gran decisión, y que desde allí comience una vida de fruto abundante.

I. ¿A qué nos referimos con la entrega del nuevo creyente?

En la práctica, este proceso se inicia una vez terminada la predicación, ya sea, en un E.B. (estudio bíblico) o en un evento evangelístico. El pastor o líder dirige la oración de entrega e invita a quienes que por primera vez hicieron esta oración, levanten las manos y pasen a un salón en el cual se les estará esperando. Si es el caso de un E.B., se puede pedir a los nuevos creyentes que se queden un breve tiempo una vez finalizado el E.B.
Una vez que los nuevos se hayan acomodado (según sea el caso), el consolidador debe explicar claramente la obra de Jesucristo en la Cruz y la necesidad de acogerse a ella.
No debemos olvidar que el objetivo fundamental de este momento es que, el nuevo creyente debe entender lo que está haciendo. Mateo 13:19, enseña como el enemigo se roba la palabra que ha sido sembrada cuando las personas no la entienden.

II. Cinco enseñanzas que el nuevo creyente debe saber

a) La enseñanza del amor: Para explicar claramente esta enseñanza se debe emplear pasajes bíblicos que apunten a esta verdad. Por ejemplo “Jehová se manifestó a mí ya hace mucho tiempo diciendo: Con amor eterno te he amado; Por tanto, te prolongué mi misericordia” (Jeremías 31:3). Otros ejemplos son Juan 3:16 y Juan 10:10b.
b) La enseñanza del pecado: “Por cuando todos pecaron y están destituido de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). Enfatice en este punto, que a pesar del profundo amor de Dios, el hombre se ha olvidado de él, haciéndose sabio en su propia opinión y ejecutando lo malo delante de Dios. “No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” (Romanos 3:12).
c) La enseñanza de Cristo como único y suficiente Salvador: El objetivo de nuestra evangelización debe ser siempre presentar a “Jesucristo crucificado” por nuestros pecados. Ningún mensaje de evangelización será completo si se suprime presentar este hecho tan trascendental. “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8). Otros ejemplos Juan 14:6, Gálatas 3:13, Efesios 2:8-9, Isaías 53:5, 1° Juan 1:7
d) La enseñanza del Arrepentimiento: Recalque al nuevo que si le pide a Dios de corazón que borre su vida pasada, Él lo hará. Dígale que Dios mira el corazón y de ahí la importancia de un genuino arrepentimiento. Arrepentirse es cambiar mi manera de pensar para ajustarla a los parámetros establecidos por Dios (Hechos 3:19). Otros ejemplos 1° Juan 1:9, Isaías 1:18, Proverbios 28:13.
e) La enseñanza de aceptar y recibir: Anime al nuevo creyente y dígale que este es el momento para decirle: “Señor, hoy reconozco lo mal que he manejado mi vida y cuanto necesito de ti”. La Biblia dice: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; y si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo (Apocalipsis 3:20), otros ej. Romanos 10:9-10, Mateo 7:13-14, Juan 1:12.

No olvide tener su corazón abierto para actuar conforme el Espíritu Santo quiera. Por último, haga la oración de fe en donde ellos reconozcan su pecado, pidan perdón y acepten a Cristo como su Señor y Salvador. En esta oración tome en cuenta los siguientes aspectos:

Ø Su necesidad de Dios “Te necesito”
Ø Su condición “Soy pecador”
Ø Su arrepentimiento “Perdóname, no quiero fallarte”
Ø Su entrega “Te recibo”

III. Verificación de la entrega

a) Preséntese: Hágalo de una manera espontánea para ganar su confianza. Con amabilidad y una sonrisa pregúnteles el nombre y memorícelo. Así los hará sentir importantes.
b) Rompa el hielo: Recuerde, usted tiene el control de la situación y por lo tanto la iniciativa, haga preguntas sencillas, por ej. ¿qué le pareció la reunión? O ¿Cómo se sintieron?
c) Haga preguntas sencillas de diagnóstico: ¿Dónde está Cristo en este momento? (en mi corazón), ¿por qué cree que se encuentra ahí? (Porque la palabra de Dios lo dice), ¿Qué hizo Cristo en la cruz? (murió por mis pecados), ¿Qué debes hacer para ser salvo? (Creer en Cristo y recibirlo en mi corazón)
d) Refuerce la enseñanza pertinente: Si se sienten limpios porque son muy buenos, use la enseñanza del pecado. Si sienten que no hay perdón para sus pecados, utilice las la enseñanza de Cristo como único y suficiente Salvador.
e) Ore por ellos: Pregúnteles si necesitan consejería y contáctelos con una persona capacitada para hacerlo, de no poder hacerlo usted.

Conclusión

La habilidad para realizar una excelente consolidación se adquiere en la medida que nos preparemos. Para hacerlo continuamente, debemos evangelizar y llevar a las personas a la iglesia o a los Encuentros Bíblicos.

martes, 21 de julio de 2009

Se cuenta la historia que, después de una juventud llena de excesos, decidió entregar su alma a Dios. Durante muchos años trabajó con ahínco, practicó la caridad, pero, a pesar de toda su dedicación nada parecía andar bien en su vida, muy por el contrario sus problemas y sus deudas se acumulaban día a día.
Una hermosa tarde, un amigo que lo visitaba, y que sentía compasión por su situación difícil, le comentó: “Realmente es muy extraño que justamente después de haber decidido volverte un hombre temeroso de Dios, tu vida haya comenzado a empeorar. No deseo debilitar tu fe, pero a pesar de tus creencias en el mundo espiritual, nada ha mejorado”.
El herrero no respondió enseguida, él ya había pensado en eso muchas veces, sin entender lo que acontecía en su vida, sin embargo, como no deseaba dejar al amigo sin respuesta, comenzó a hablar, y terminó por encontrar la explicación que buscaba.He aquí lo que dijo el herrero:
“En este taller yo recibo el acero aún sin trabajar, y debo transformarlo en espadas. ¿Sabes tú como hacer esto?... primero caliento la chapa de acero a un calor infernal, hasta que se pone al rojo vivo, enseguida, y sin ninguna piedad, tomo el martillo mas pesado y le aplico varios golpes, hasta que la pieza adquiere la forma deseada, luego la sumerjo en un balde de agua fría, el taller se llena con el ruido y vapor, porque la pieza estalla y grita a causa del violento cambio de temperatura. Tengo que repetir este proceso hasta obtener la espada perfecta, una sola vez no es suficiente”.El herrero hizo una larga pausa, y siguió: “A veces, el acero que llega a mis manos no logra soportar este tratamiento. El calor, los martillazos y el agua fría terminan por llenarlo de rajaduras. En ese momento, me doy cuenta de que jamás se transformará en una buena hoja de espada, y entonces, simplemente lo dejo en la montaña de fierro viejo que ves a la entrada de mi herrería”.Hizo otra pausa más, y el herrero terminó: “Sé que Dios me está colocando en el fuego de las aflicciones. Acepto los martillazos que la vida me da, y a veces me siento tan frío e insensible como el agua que hace sufrir al acero… Pero la única cosa que pienso es: Dios mío, no desistas, hasta que yo consiga tomar la forma que Tú esperas de mí. Inténtalo de la manera que te parezca mejor, por el tiempo que quieras, pero nunca me pongas en la montaña de fierro viejo de las almas”.

martes, 23 de junio de 2009

Consolidación

Consolidación


Meta de enseñanza: Que el estudiante comprenda la importancia de consolidar.
Propósito: Saber que DIOS espera que tengamos fruto como consecuencia de que se esta cuidando a cada recién convertido, proyectándose en su vida espiritual.

Introducción

Cierto evangelista afirmó: “durante los años ochenta se entregaron unos dos millones de personas durante nuestras cruzadas, y hoy necesito cinco mil lideres para que me apoyen en los eventos evangelísticos y los pastores no los encuentran. ¿Dónde está la gente que hemos ganado?” la inquietud de este evangelista es la misma que se vive en cientos de iglesias alrededor del mundo ¿de todas las personas que han pasado por aquí, cuantas han quedado? La razón de este fenómeno es que esta fallando en la conversación del fruto, no hay un programa efectivo de consolidación.

I) Ejemplos de la higuera estéril

“… Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no la halló. Y dijo al viñador: he aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo halló; córtalo; ¿para qué inutiliza también la tierra? El entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone. Y si diere fruto, bien; y si no, la cortaras después” (Lucas 13:6-9). La viña es en general la iglesia del SEÑOR, y la higuera es la iglesia local; JESÚS busca fruto en ella, pero no lo encontrara, y se ve en la necesidad de decir al leñador: ¡Córtala! Algo interesante de esta enseñanza, es que la higuera estaba junto al camino, a los disípalos se les llamó “los del camino”, es decir, que hay iglesias que no se han comprometido y no han entrado a la viña del SEÑOR, han permanecido junto a ella, por lo tanto no han dado fruto creyendo en el conformismo. Todo lo que este junto al camino se seca, es necesario que la iglesia entre a formar parte de la viña del SEÑOR Sin embargo, DIOS brinda nuevas oportunidades “Regocíjate, oh estéril, la que a dado a luz; levanta canción y da voces de júbilo, la que nunca estuvo de parto; porque más son los hijos de la desamparada que los de la casada, ha dicho JEHOVÁ” (Isaías 54:1). La consolidación es entonces, esa etapa que sigue a la entrega del nuevo creyente, recibiendo la atención oportuna y perseverante hasta que el carácter de CRISTO sea plenamente formado en él. Esto permitirá retener y obtener fruto abundante como resultado de la evangelización y así alegrar el corazón de JESÚS.

II) la proyección de la consolidación

Hay muchas iglesias estériles en el mundo, que se han pasado los años con la misma membrecía, no solo porque no han hecho un trabajo evangelístico continúo y agresivo, si no por que no se ha cuidado el fruto obtenido, es decir, no se ha consolidado. El cuidado oportuno (consolidación) de cada recién convertido, permitirá un crecimiento numérico y notable en la iglesia, así también habrá un crecimiento espiritual en dicha persona permitiendo la proyección de verla como discípulo de JESUCRISTO. En Juan 17 el SEÑOR JESÚS presenta cinco etapas de crecimiento en la vida de cada persona tal cual como ocurrió con sus discípulos:

1) Revelación de las escrituras

“He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, han guardado tu palabra” (Juan 17:6). El primer paso tiene que ver con la revelación de las escrituras y es una exposición claramente entendible por parte de las personas; el mensaje se capta sin interrupciones ni dudas, la palabra, entonces, se les hace RHEMA, se convierte en luz, y el nuevo creyente pasa a formar parte de los nuestros.



2) Discipulado a través de las escuelas de formación

“Porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos la recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste” (Juan 17:8). Esto significa que las enseñanzas que DIOS le ha dado al liderazgo, son compartidas con los nuevos en forma metódica y sistemática.

3) Formación del carácter a través de su palabra

“Yo les he dado tu palabra; y el mundo las aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo lo soy del mundo” (Juan 17:14). Todo nuevo creyente va a recibir el ataque del mundo, integrado por sus familiares, amigos y conocidos; estas personas se levantan con el creyente aborreciéndolos y menospreciándolos, y es cuando el nuevo debe ser fortalecido y procesado en su carácter. Nuestra labor es enseñarle que él ya no pertenece al mundo y, por consiguiente, no puede dejarse afectar por sus ataques.

4) Madurez espiritual

“Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17). Cuando una persona ha superado el rechazo, su carácter esta firme y puede entrar mediante la palabra en un periodo de comunión intima con DIOS procurando la santificación.

5) La vida ministerial

“Más no ruego por solo estos, si no también por los que han de creer en mi por la palabra de ellos” (Juan 17:20). El SEÑOR oró específicamente por todos aquellos que llegáramos a alcanzar para su reino, lo cual equivale el desarrollo ministerial dentro de la obra de DIOS. Cada persona que ha experimentado un encuentro personal con JESÚS debe comprender que no fue él quien eligió a DIOS, si no que DIOS lo eligió a él, y que dicha elección es para que de frutos dentro de su obra; “no me eligieron ustedes a mi si no que yo les elegí a ustedes, y les he puesto para que vallan y lleven fruto, y su fruto permanezca…” (Juan 15:16). Si recordamos el relato de la predicación de Pedro, se convirtieron tres mil personas, algo que según el comentarista MATEW HENRY, puede considerarse como un milagro de multiplicación aun mayor que el de los panes y los peces. La frase “se añadieron” nos da a entender de quienes son ganadas deben ser incorporados hermanos de la congregación, como miembros del cuerpo por que ya todos han sido salvos. Desde el primer día empezaron a tener comunión estrecha con ellos cuidando que recibieran la sana doctrina para su edificación (Hechos 2:42).

Conclusión

Toda iglesia que se involucra como agente consolidador y en la proyección de la consolidación, cuidara el nuevo creyente reproduciendo en él el carácter de CRISTO a fin de que de fruto reproduciendo en otros.

Aplicación

Recuerde que la gran comisión va mas allá de ganar almas, pues este es el primer paso, la consolidación permitirá retener el fruto y que este fruto sea integro en las manos de DIOS. Por lo tanto, determine en su vida estar atento al crecimiento numérico y espiritual de la congregación. Sea participe de todas las actividades en las cuales estén involucrada la consolidación, motivando a otros a retener el fruto obtenido en la etapa de ganar.

Tarea

1) durante esta semana pasa tiempo con uno de los de su Estudio Bíblicos o Células y visualicé si desde el momento que aceptaron a JESÚS, han crecido en su vida espiritual

2) has una lista de personas que posiblemente no han sido consolidadas, consolídelas e intégrelas a un Estudio Biblico o Célula

viernes, 12 de junio de 2009

Introducción a la consolidación

Meta de enseñanza: Que el estudiante comprenda que es y cuál es el propósito del proceso de consolidación.
Propósito: hacer entender al estudiante la importancia que tiene la consolidación dentro del ministerio y guiarlo para que anhele su ejecución y que de manera eficaz se cumpla con el propósito de la visión: hacer de cada miembro un líder.

Introducción

Hoy en día las personas buscan respuestas a sus necesidades espirituales y emocionales, por esta razón es necesario buscar los mecanismos de orientación y cuidado para cada nuevo creyente que llega a la iglesia; de esta manera enseñarles a buscar del SEÑOR y mostrarles que Él tiene un propósito para sus vidas hasta convertirlos en lideres en su obra. Este proceso es la Consolidación.

I) ¿Qué es la Consolidación?

Consolidación es el proceso de cuidado, atención y contacto continuo con el nuevo creyente hasta que se sienta fortalecido y animado para convertirse en un discípulo de CRISTO. Teniendo como propósito los siguientes pasos:

Ø Mostrar los beneficios de pertenecer a la familia de DIOS.
Ø Mostrar interés por sus necesidades.
Ø Ofrecer compañerismo.
Ø Regar la semilla que ha sido puesta (1 de corintios 3:6).
Ø Enseñarle a CRISTO, su amor y la vida abundante que Él tiene.
Ø Hacerlo consciente de su decisión por CRISTO.
Ø Involucrarlo en los Estudios Bíblicos o Células.

II) El Consolídador

La consolidación da resultados efectivos cuando hay alguien comprometido en desarrollarla, respetando cada etapa del proceso. Toda persona que es involucrada como agente consolidador debe tener presente que su misión consiste en cuidar al nuevo creyente reproduciendo en el Él carácter de CRISTO a fin de que de fruto reproduciéndose en otros. Esta tarea implica trabajo, esfuerzo, consagración, dedicación y sobre todo amor por las almas tratando de suplir las necesidades que hay en el corazón de DIOS de alcanzar los perdidos.
Con la consolidación se busca establecer un cambio de vida en toda persona, y para esto se requiere hombres y mujeres comprometidos, dispuestos a supervisar paso a paso el progreso del recién convertido. Para esto se hace necesario que cada consolidador entienda los siguientes aspectos:

a) Santidad (Apartado): Cualquiera que aspire ser usado por DIOS en la consolidación debe ser santo, pues él únicamente escogerá instrumentos limpios a través de los cuales pueda fluir para hacer su obra. DIOS no mezcla los santo con lo profano por eso nunca derrama de su presencia y su unción en un vaso vacio; “Porque escrito está: Sed santos porque yo soy santo” (1 de Pedro 1:16). Cuando el SEÑOR ve la santidad en el corazón del hombre, pone el toque diferente en el ministerio concediéndonos la oportunidad de obtener fruto abundante. Nunca veremos frutos si no hay integridad en nuestras vidas. La Santidad es algo que no sólo se debe anhelar, si no también buscar, únicamente así la presencia de DIOS reposará en su vida. “Siembre ustedes justicia y recojan cosechas de amor. Preparen la tierra para un nuevo cultivo, porque es tiempo de buscar al SEÑOR, hasta que Él venga y traiga lluvia de salvación sobre ustedes” (Oseas 10:12). En términos agrícolas, la tierra que por falta de uso de una cosecha a otra, se ha endurecido (barbecho) y debe ser ablandada de nuevo para poder recibir la nueva semilla. “lo único que le quita autoridad y respaldo a DIOS, es el pecado oculto. Si esto es así, no le eches la culpa a los demás, no te justifiques, anda delante de DIOS y no te calles nada”.

b) Compasión: la palabra compasión se origina del griego “Splanchna”, es decir, entrañas, allí es donde se origina las emociones fuertes y poderosas, las tiernas misericordias, los sentimientos de afectos, compasión, simpatía y piedad. El amor fue la clave del éxito de CRISTO y Él lo manifestó desde el mismo momento en que dejó su trono de gloria para hacerse igual a nosotros (filipenses 2:5-8). JESÚS nos da nuestras palabras del verdadero significado de amar, se olvido de si mismo y se puso en el lugar de las personas viviendo con ellas su aflicción o problemas, e identificándose son ellas. Su prioridad fue suplir la necesidad de quienes al Él llegaban. El apóstol Pablo anhelaba que los de su raza fueran salvos y este deseo lo hacia gemir. Cuán importante es que el consolidador desarrolle este mismo sentir de compasión. En su compasión le dice a los filipenses “Porque DIOS me es testigo de cómo les amo a todos ustedes con el entrañable amor de JESUCRISTO”, ¡esto es compasión!, sentir tristeza por el dolor de los que se pierden y procurar que la ser ganado, reciban el cuidado que necesitan. Recuerde que lo que usted no ama, usted no ministra, JESÚS en todo momento fue movido a compasión, porque lo que toca el corazón de la gente es amor. Callamos la voz del adversario amando a cada persona que nos llegue.

c) Conocimiento de la palabra: el consolidador debe tener presente que o cambiamos a alguien porque tengamos facilidad de expresión o carisma, lo que cambia a las personas es la palabra de DIOS y el poder del Espíritu actuando en sus vidas. Toda persona que ha de cuidar a un recién convertido, debe estar preparada en el manejo de las escrituras, familiarizarse con los textos adecuados para compartir con los que están a su cargo, “Y estos eran mas nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las escrituras para ver si estas cosas eran así” (Hechos 17:11).Toda pregunta que hace un nuevo creyente sólo debe ser respondida a la luz de las sagradas escrituras (Hechos 8: 26-35) la biblia debe ser estudiada, memorizada y aplicada en nuestras vidas para poder enfrentar al enemigo y arrebatar de sus garras las almas e impedir que luego de ganarlas él intente robarlas de nuevo. La palabra del DIOS es nuestra principal arma para vencer al enemigo (Lucas 4:1-13), y sólo a través de ella conocemos bien a DIOS, (Juan 5:39).

d) Disposición: “Y todo lo que hagan, háganlo de corazón como para el SEÑOR y no para los hombres” (colonenses 3:23). Una de las cosas que más agrada a DIOS es que hagamos nuestra labor para Él y no para quienes nos rodean. Debemos hacerlo como él mismo lo haría estando en nuestro lugar, con fuego, empeño y pasión, como si de ello dependiera nuestra propia vida. El apóstol Pablo le dice a Timoteo “Procura con diligencia presentarte a DIOS aprobado, como obrero que no tiene de que avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (1 de Timoteo 2:15), una persona dispuesta es siempre diligente y se presenta a DIOS con el deseo permanente de cumplir con la tarea que se le a confiado. Santiago nos sugiere que no podemos ser como la onda del mar que va de un lado a otro sin estabilizarse, (Santiago 1:6 y 8). La consolidación requiere de una firme disposición hacia el cuidado del nuevo creyente.

e) Vida de oración: el consolidador debe pagar el precio en oración por los demás, por que nada se logra sin oración. Lo primero que DIOS quiere que el consolidador entienda, es que la oración debe hacerse en la intimidad (Mateo 6:6), y todos debemos llegar a ser especialistas en este tipo de oración, reclamando ellas las almas y la reafirmación de la fe del nuevo creyente. La ración debe ser dinámica, evitando caer en la monotonía, una oración que mueva nuestro corazón y llegue al corazón de DIOS. El que trabaja en el cuidado del nuevo creyente, debe ir confiado a la presencia de DIOS recordando que JESÚS dijo “Al que a mi viene no le hecho fuera” (Juan 6:37). El profeta Daniel aprendió a usar el secreto de la oración, y por ello se presento delante de DIOS Buscando el favor para su pueblo. En el capitulo 9 de Daniel, encontramos en detalle la manera como el profeta oró buscando la misericordia de DIOS para él y su gente. Daniel se identifico con el pecado de su pueblo y pidió perdón por ellos como si el mismo los hubiera cometido. La vida de oración, debe caracterizar al consolidador (Efesios 6:18), tomando el lugar del nuevo creyente e interceder por el hasta que la misericordia de DIOS le alcance y le de convicción impulsándolo a crecer en su vida cristiana.

III) Pablo, el consolidador

El apóstol Pablo ganó almas con esfuerzo, gimiendo, derramando lágrimas por ellas, por eso leamos (Gálatas 4:19) “Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que CRISTO sea formado en vosotros”. El apóstol Pablo se caracterizo por tener una profunda compasión por la gente, la misma compasión que sintió CRISTO por los necesitados. Al escribirle a los filipenses, el mismo apóstol dice “Porque DIOS me es testigo de cómo os amo a todos vosotros con el entrañable amor de JESUCRISTO”. Esto es compasión, sentir tristeza por el dolor de los que se pierden y procurar que la ser ganados, reciban el cuidado que necesitan. En 2 de Timoteo 1:1-11, Pablo abre su corazón ante su hijo espiritual Timoteo, a quien estaba consolidando y del cual tenía gratos recuerdos:

V6 le motiva a que tenga vivo el don que recibió
V7 le motiva a no desfallecer por el temor, porque DIOS le dio dominio propio
V8 que debe testificar sin avergonzarse
V9 que fue llamado por DIOS al ministerio
V13 que repase cada enseñanza que ha compartido, que guarde la riqueza espiritual recibida por el ESPIRITU SANTO

Conclusión

La consolidación es fundamenta dentro del desarrollo de la visión, y necesaria para el cumplimiento de metas.

Aplicación

Analicé su vida y reconozca en ella si ha estado cumpliendo con el propósito de DIOS para usted, recuerde que usted es un colaborador de DIOS y necesita cumplir con el sueño del corazón de DIOS.

Tareas

1- Debes buscar en la Biblia un ejemplo de consolidación y explicarlo
2- ¿Qué es consolidación?
3- ¿Cuál es el propósito fundamental de la consolidación?
4- ¿Qué es lo que debe entender todo consolidador?
5- ¿Qué es lo que debe hacer el consolidador?
6- ¿Cuál es la característica que hace a Pablo un ejemplo de consolidador? ¿Por qué crees tu que es tan necesaria?

Cómo crecer en la gracia

Verdad central: Todo cristiano debe crecer en la gracia de Cristo.
Texto áureo: Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo (2 Pedro 3:18).
Trasfondo bíblico: 2 Pedro 3:18
Bosquejo:
I. Comprenda lo que es la gracia
A. La gracia definida.
B. La gracia capacita.
II. Acepte la gracia de Dios
A. Gracia revelada
B. Gracia aceptada
III. Use la gracia con prudencia
A. No en vano
B. En el servicio fiel
Objetivo: Saber lo que es la gracia de Dios y resolverse a crecer en la gracia.
Introducción
La concepción de un ser humano es un acontecimiento maravilloso y misterioso. Aunque la raza humana no entiende por completo la maravilla de la concepción, los científicos han descubierto muchos hechos asombrosos respecto a ese don de Dios. El ambiente y la formación influyen en cada persona, pero muchas de las características físicas y algunas de las psicológicas de una persona están determinadas por los códigos genéticos transferidos a un nuevo ser humano en la concepción. El programa genético de los padres se transfiere al niño que no ha nacido aún. Los genes de los padres determinan el color de los ojos, el género y una predisposición de la personalidad, y muchas otras características del nuevo niño.
En el momento de la salvación, Dios convierte a las personas en nuevas criaturas (2 Corintios 5:17). Los cristianos reciben un "programa espiritual" para su vida. Dios conoce la potencialidad en cada cristiano y quiere que cada creyente crezca, siendo más semejante a Cristo cada día. --- '
Esta lección nos ayudará a entender la naturaleza de la gracia de Dios y cómo podemos recibir esa gracia y crecer en ella. Mientras estudiamos la gracia de Dios, pida que el Espíritu Santo le ayude a crecer en esa gracia.
Comentario Bíblico
I. Comprenda lo que es la gracia (Efesios2:8-10)
A. La gracia definida
La gracia de Dios no es algo sin lo cual podamos vivir. No es un lujo, sino una necesidad ineludible si hemos de tener una relación con Dios. En Efesios 2, Pablo nos enseñó con toda claridad el lugar de la gracia en nuestra vida.
En los versículos 1-3, Pablo describió la condición perversa de los que viven sin Cristo. El versículo 4 es el punto decisivo en la descripción que hace Pablo de los seres humanos antes de Cristo y lo que ocurre en la salvación. Gracias al "gran amor" de Dios y a su riqueza en misericordia, Él nos dio vida en Cristo. Esa acción de Dios que nos dio salvación ha llegado a nosotros por la gracia de Dios (v. 5).
Pregunta ¿En qué sentido es la salvación una señal de la gracia de Dios (Efesios 2:8)?
La gracia es un don admirable de Dios; es su misericordia inmerecida. No hay nada que podamos hacer para ganar la gracia de Dios o justificarnos delante de Él. El pecado deformó y debilitó la imagen de Dios en nosotros, y nos volvimos esclavos del pecado (Romanos 6). Como no podíamos llegar hasta Dios, Él, por su gracia, llegó hasta nosotros.
Pregunta ¿Por qué Pablo afirmó que somos salvos mediante la fe?
Se acepta la gracia de Dios mediante la fe. Es un factor fundamental en la salvación. Para ser salvos, debemos creer que Jesucristo murió por nuestros pecados. También debemos llevar una vida de fe cada día para agradar a Dios. Toda la vida de un cristiano se basa en la fe en Dios.
No se puede ganar la gracia de Dios (w. 8,9). La frase "don de Dios" se refiere a la salvación que se nos da gracias a la bondad de Dios. No de puede ganar un regalo. Si se ganara, no sería un regalo, sino una obligación con quien trabajó. Por eso Pablo pone en claro que la salvación no es de "vosotros" y "no por obras, para que nadie se gloríe".
Pregunta ¿De qué manera son los creyentes "hechura" de Dios
La gracia de Dios es evidente en nuestra vida mediante la salvación que ofrece por medio de Cristo. Cuando quienes nos rodean vean el poder transformador; de Dios en nuestra vida, comprenderán que no hemos hecho esos cambios nosotros mismos. Y mientras seguimos sirviendo a Dios, nuestras obras de bondad para los demás darán una prueba más de la obra transformadora de Dios en nuestra vida.
Las buenas obras deben mostrarse con naturalidad en la vida de su pueblo. Esas obras no nos conceden la misericordia de Dios, pero muestran que hemos aceptado la gracia de Dios mientras nos esforzamos en el nombre de Cristo. ¡Al pueblo de Dios se le llama a una vida de buenas obras (v. 10)!
B. La gracia capacita
El don de salvación de Dios se le presentó a la raza humana por medio de Jesucristo (Tito 2:11). La gracia de Dios está al alcance de todos los que la acepten. Él desea que todos sean salvos. La gracia de Dios por medio de Jesucristo es la única solución al dilema del pecado y de la separación de Dios.
Pero la gracia no es sólo la inmerecida misericordia que da salvación, sino que es lo que permite que llevemos nuestra vida de una forma que sea agradable a Dios.
Pregunta ¿A qué nos enseña la gracia a decirle que no?
La gracia nos enseña a rechazar la impiedad y los deseos mundanos. Nos instruye y capacita para decirle que no al pecado.
La impiedad se refiere a la irreverencia por las cosas de Dios, una elección consciente de no hacer caso de las exigencias de Dios. Los deseos mundanos se refieren a los deseos que caracterizan a quienes no conocen a Dios o no viven para Él.
Pregunta ¿A qué nos enseña la gracia decirle que sí?
La gracia nos hace percatarnos de lo que Dios quiere y nos aconseja que hagamos. No sólo nos enseña las prohibiciones de la vida cristiana, sino que también nos guía a las acciones del vivir para Dios. El vivir con sobriedad alude al dominio de sí mismo. Ese dominio propio es una disciplina interior del pensamiento y de las emociones de modo que nuestra vida muestre la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (Romanos 12:2). El vivir rectamente alude a una conducta que sea justa y recta con los demás. El vivir en santidad se refiere a consagrarse a Dios y a glorificarlo en todo lo que hacemos (Colosenses 3:17).
La gracia también nos capacita para que sirvamos a Dios. Pablo el apóstol fue un gran ejemplo de esa gracia capacitadora (1 Corintios 15:9,10). Estaba plenamente consciente de que no era digno de que se le considerara apóstol porque había sido perseguidor de la Iglesia. Pero lo que había procurado destruir ahora la gracia de Dios lo estaba capacitando para edificar.
Pregunta ¿Qué podemos aprender la declaración de Pablo: "Por la gracia de Dios soy lo que soy"?
Es importante permitir que la gracia de Dios obre plenamente en nosotros. Dios nos ha transformado. El ha perdonado y olvidado nuestro pasador Debemos aceptar la obra de gracia en la salvación en la capacitación para que podamos servir No permita que la gracia de Dios que se le concedió sea en vano o sin efecto. Aunque las palabras de Pablo se escribieron para alentar a sus lectores corintios, también él nos aconseja a cada uno de nosotros: "Estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano" (1 Corintios 15:58).
II. Acepte la gracia de Dios (Juan 1:16,17)
A. Gracia revelada
Se nos revela la gracia de Dios mediante las bendiciones que recibimos de Él. Eso es cierto no sólo para quienes han recibido su gracia por fe, sino para todas las personas (Juan 1:16). Jesús enseñó acerca de esa gracia, la compasión de Dios, en el Sermón del monte. Él es el "que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos" (Mateo 5:45) No debemos olvidar que toda buena dádiva y todo don perfecto viene de Dios (Santiago 1:17).
Pablo, habiéndoles a los griegos, explicó que Dios ha derramado sus bendiciones sobre todas las personas, "haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos, llenando de sustento y de alegría nuestros corazones" (Hechos 14:17). Dios ha revelado su gracia mediante su creación y su cuidado constante de todo lo que ha hecho.
La ley se le dio a Moisés cuando Dios le dio instrucciones respecto a cómo quería que viviera su pueblo del pacto (Juan 1:17). ¡Cuan misericordioso fue ese acto de revelación! Dios, el Creador, en su gran amor a quienes hizo, se da a conocer a sus criaturas.
La ley era buena, pero había un problema: la pecaminosa naturaleza humana. Dios, reconociendo esa debilidad, envió a Jesucristo a condenar el pecado en el hombre pecador y a revelar la gracia y la verdad de Dios (v. 17; véase Romanos 8:1-4). Habiendo aceptado la gracia de Dios, ahora las personas pueden cumplir los justos requisitos de la ley gracias al poder del Espíritu Santo. El Pentecostés es una de las mayores pruebas de la gracia de Dios. El bautismo en el Espíritu Santo nos da poder, poder para ser sus testigos y poder para llevar una vida recta.
B. Gracia aceptada
Imagínese cómo se sentiría si usted descubriera la cura para la más terrible enfermedad que se conozca hoy. Usted brinda gratuitamente esa medicina. Hasta se la lleva a quienes la necesitan. Pero en vez de aceptar con alegría esa cura salvadora, los enfermos la rechazan y mueren.
Dios nos ha provisto de un remedio para el pecado: gracia mediante la sangre preciosa de Cristo. No debemos rechazar su gracia. El rechazarla resultará en la eterna separación de Dios.
Dios ha provisto no solamente la gracia que necesitamos, sino también los medios para alcanzarla. Entre esos medios están las personas capacitadas, la oración y la debilidad.
Efesios 4:7 habla de la gracia que se nos ha dado "conforme a la medida del don de Cristo". Cristo pone siervos llamados y ungidos en la Iglesia para que sirvan al pueblo de Dios. Por medio de estas personas —apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros— Dios puso su gracia a disposición del cuerpo de creyentes. En realidad, Dios usa a todos los cristianos para que sean instrumentos de su gracia para que se edifiquen unos a los otros y edifiquen todo el cuerpo en amor (Efesios 4:11-16).
La oración es otro medio de aceptar la gracia de Dios. Santiago les dice a sus lectores que no habían recibido de Dios porque no le habían pedido (Santiago 4:2). Hebreos nos alienta a que nos acerquemos "confiadamente al trono de la gracia" (Hebreos 4:16). El mismo Jesucristo que obtuvo nuestra salvación mediante su muerte, fue resucitado de los muertos y ha ido al cielo a servir como nuestro sumo sacerdote. Él se compadece de nuestras debilidades y tentaciones. Podemos acudir a Él para alcanzar misericordia, compasión y gracia para nuestras necesidades.El apóstol Pablo aprendió que la gracia de Dios puede recibirse en la debilidad y en tiempos de necesidad. Para Pablo, era un aguijón en la carne. Aunque no se sabe con certeza cuál era ese problema, hizo que se sintiera débil. Pudiera incluso haber sentido como si eso estorbara su servicio a Dios. Cuando le pidió al Señor que quitara la causa de la debilidad. El Señor le recordó a Pablo que su gracia era suficiente. La gracia capacitadora de Dios que Pablo recibió le ayudó a vencer su debilidad. Pablo llegó a regocijarse en su debilidad en vez de quejarse de su aflicción. Pablo aprendió, como debemos aprender nosotros, que la verdadera fortaleza es Dios obrando en nosotros por su gracia, no por nuestros talentos y aptitudes naturales.
III. Use la gracia con prudencia (2 Corintios 5:20-6:1)
A. No en vano
La gracia de Dios es una bendición prodigiosa. En muchos aspectos eso no tiene sentido. ¿Por qué alguien que amara tanto lo sacrificaría todo por el bien de otro?
Pablo contesta esa pregunta en 2 Corintios 5:20,21. Dios quiere ser nuestro amigo. Quiere librarnos de la esclavitud del pecado y darnos la gloriosa libertad de ser hijos de Dios (Romanos 8:21).
Fue con ese fin que Pablo sirvió como embajador de Cristo. Él era representante de Dios y hacía este llamamiento:
"Reconciliaos con Dios" (v. 20). Los que en Corinto oyeron ese llamado y respondieron a él habían aceptado la misericordia y la gracia de Dios.
Pablo declaró que seguía colaborando con Dios en la exhortación a esos creyentes de que no recibieran "en vano la gracia de Dios" (6:1). La Biblia tiene muchos ejemplos de personas' que han presenciado una obra poderosa de Dios que se han apartado de Dios y han desperdiciado la gracia de Dios.
Pregunta: ¿Cuáles son algunos ejemplos bíblicos de los que han desperdiciado la gracia de Dios?
El primer ejemplo fue Caín. Rechazó la reprensión de Dios después que había ofrecido un sacrificio inaceptable. Judas, a quien se había escogido como apóstol, traicionó a Jesús. Demas, un compañero de Pablo, abandonó el ministerio "amando este mundo" (2 Timoteo 4:10).
Debemos también tener cuidado de confiar en que la gracia de Dios nos mantenga cerca de Dios. El amor a este mundo, el orgullo y la autosuficiencia pueden hacer que desperdiciemos la gracia de Dios. El gran himno de la iglesia, "Sublime gracia", dice: "Su gracia siempre me libró y me guiará feliz."
B. En el servicio fiel
Dios nos da un don (o dones) a cada uno para que nos sirvamos los unos a los otros. Este concepto no sólo se encuentra en la carta de Pedro, sino que es importantísimo para la interpretación paulina de la Iglesia.
No para minimizar la importancia del pastor-maestro o evangelista, pero con demasiada frecuencia tenemos el concepto de que sólo quienes le dedican al ministerio todo el tiempo tienen el don del ministerio. Las listas de los dones en Romanos 12:3-8 y 1 Corintios 12:27-31 desaprueban con toda claridad semejante idea. Cada uno de nosotros ha recibido un don que nos permite ministrar la gracia de Dios mediante el poder de Dios. Pedro nos ordenó que lo usemos para ministrar a "otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios" (1 Pedro 4:10).
La meta de ese ministerio tiene dos aspectos: ayudar a los demás a crecer en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, y darle alabanza y gloria a Dios.
Se cuenta la historia respecto a un trabajo que debía realizarse en la iglesia. Todos pensaban que alguien lo haría, pero nadie lo hizo. Resolvamos usar sabiamente la gracia de Dios sirviéndole fielmente.
Aplicación:
Es impresionante pensar en la grandeza de la gracia de Dios para nosotros. El Creador del universo desea ser nuestro amigo. No es porque haya algo digno en nosotros, sino porque Dios nos creó y nos ama.
No permita que el sentido de culpa impida que usted busque la gracia de Dios. Tal vez sienta que los fracasos pasados lo hacen indigno de recibir su gracia. Pero debe recordar que donde abunda el pecado, sobreabunda la gracia (Romanos 5:20).
La verdad es que todos éramos indignos de recibir nada de Dios salvo su ira y su enojo. Pero cuando éramos enemigos de Dios, Cristo murió por nosotros (Romanos 5:8). Por eso lo que recibimos de Dios lo recibimos por gracia. ¿Necesita hoy la gracia y la misericordia de Dios? Vaya al trono de la gracia y recuerde que la gracia es las riquezas de Dios a expensas de Cristo.